lunes, 7 de agosto de 2017

Ganando Medallas

Por Zita Herrador

Pareciera que ha pasado una eternidad desde que la maternidad se asemejaba a aquel retrato de madres sufridas, abnegadas y relegadas a segundo plano cual película de los años cincuentas; por suerte, la maternidad ya no es sinónimo de sufrimiento y marginación absolutas y las mujeres hemos avanzado a pasos agigantados en otras esferas antes inconcebibles para nosotras, hemos accedido a derechos, oportunidades, espacios de expresión de ideas, actividades, somos las grandes beneficiarias de muchos programas sociales y económicos...¡¡¡una maravilla!! Y claro, el camino por recorrer es aún largo y desafiante, acentuándose los matices según la región en la que se viva. 

Pero un fenómeno toca a mi puerta y, al ser involucrada directa, no me pasa inadvertido: veo cómo la sociedad occidental, en aras de la libertad y la soberanía que cada mujer tiene sobre su propia vida, empieza a caer en el juego perverso de exaltar y legislar en presunto beneficio de quien decide y expresa abiertamente su deseo de no ser madre, pero por otro lado critica, juzga y muchas veces entorpece el camino de quienes sí decidimos serlo y pensamos que es el estado de vida en el que encontramos aquella plenitud que ningún otro espacio público o privado puede brindarnos. 
¿Piensas que exagero? Simple, te pongo dos ejemplos rápidos: 

-Si decides tener de tres hijos en adelante, la frase que más escuchas es "¡Qué valiente!" (y no precisamente exaltando alguna virtud personal, sino en tono sarcástico) y no falta quien remata con un "Ah, ¿entonces si fue planeado?"  "O sea, ¿pero tú si querías?"... ¿eso significa acaso que hay un número de hijos políticamente correcto que uno deba tener? ¿Es que una mujer madura, profesionista y con un ápice de inteligencia no puede optar por una familia "grande" sin que la tachen de desequilibrada mental o lo achaquen a un fallo en el método de planificación familiar? ¿Entonces no querer hijos es lo más "cool" o incluso arrepentirte de tenerlos convierte tu libro en noticia internacional, pero querer varios hijos debe significar algún tipo de fallo ya sea de percepción de la realidad o de cálculo en el método...?


Pero eso no es nada comparado con la anécdota de Paola Espinoza, cuyo patrocinador la felicitó –a ella, solo a ella-  "por obtener la medalla más grande de todas: ser mamá" y fue "tundido" por una horda, de mujeres en su mayoría, que reclamaba que tal afirmación minimizaba el resto de sus logros profesionales y personales. De inmediato salieron las aludidas que intentaron robar protagonismo al momento único que vivía una mujer que ha dado el máximo de sí en su carrera profesional y ahora comenzaba su anhelada etapa como madre (¡y es que el nacimiento del primer hijo es un parte aguas en la vida!). Quiero pensar que no sabían que fue la misma atleta quien había utilizado esas palabras con anterioridad y seguramente no les hizo gracia que ella misma saliera en defensa de su marca y reafirmando que SÍ, ser mamá era su mayor logro. ¿Es que acaso nos hemos vuelto tan absurdos y parciales que es perfectamente comprendido que muchas atletas -y mujeres en general- posterguen o rechacen ser madres con tal de seguir alcanzando metas profesionales pero nos escandaliza que una consagrada deportista exalte a la maternidad como la más grande medalla? 

Sí...así de tendenciosos nos hemos vuelto.


(Maternidad en mi País Parte 1) 

1 comentario:

  1. Totalmente cierto, es una lástima que ahora sea algo negativo querer darle prioridad a la familia o querer tener más de dos hijos.

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