2.- Demuestra este amor con hechos. No son necesarias las cosas materiales: el
amor se demuestra con atención, buen trato, afecto. Evita los golpes, los
insultos, las burlas.
3.- Escúchalo. Date al menos 10 minutos diarios para que te cuente
sobre su día –por insignificante que te parezcan sus anécdotas-; esto generará
confianza y ayudará a que el día de mañana te cuente sobre asuntos serios de su
vida y recurra a ti como primera opción.
4.-Hazle saber que crees en él. Ayúdalo a confiar en sus proyectos, a
saberse capaz de lograr lo que desea si se esfuerza lo suficiente; Tony
Meléndez, artista sin brazos, cuenta que aprendió a tocar la guitarra con sus
pies sólo porque sus papás jamás le dijeron que no podría hacerlo y mostraron
confianza en él.
5.-Enséñale a ser honrado y disciplinado. Estas virtudes serán la base para que sea
un hombre o mujer de bien; para eso, tú
debes comenzar poniendo el ejemplo.
6.-No confundas amor con amistad. Eres su padre, no un amigo más. Amigos
tendrá muchos, padres sólo ustedes. Necesita aprender de ti la fortaleza y
recibir reglas claras que moldeen su conducta. Maneja consecuencias para sus
acciones negativas; muchos niños con problemas de conducta mejorarían su
desempeño con el simple hecho de que mamá o papá les impusieran reglas firmes.
7.-Muéstrale siempre que tu pareja y tú son
un equipo. Muchos adultos
se contradicen o incluso se insultan frente a sus hijos; esto les resta
autoridad ante sus ojos y le enseña al niño a ser convenenciero y, dependiendo
la situación, irse con quien más le convenga. Mantengan una postura firme; si
no están de acuerdo, vayan a una habitación separada, platíquenlo y rectifiquen
después, pero juntos, siempre como equipo. Si alguien más integra la ecuación
en su crianza -abuelos, tíos, etcétera- apliquen todos esta misma regla.
8.-Enséñalo a ahorrar y a trabajar por
aquello que quiere. Los
papás hemos caído en el error de darles, materialmente hablando, todo lo que
nos piden, sin importar nuestro nivel socioeconómico. Poco se les enseña ahora
a ahorrar, a realizar pequeños trabajos con familiares o vecinos para ganar su
propio dinero y así valorar el esfuerzo que esto requiere y poder comprar lo
que desean. No nos sorprenda entonces que al ser un poco más grandes opten por
las salidas rápidas y fáciles para conseguir dinero, o que no muestren la
disciplina suficiente para mantenerse por mucho tiempo en un trabajo estable.
9.- Enséñale que su mejor competencia será
siempre consigo mismo.
Motívalo a superarse a sí mismo, no lo compares con los demás -ni siquiera con
sus hermanos-, y mucho menos lo enseñes a estar al pendiente y criticando
"al vecino". Muchos adultos nos desgastamos criticando y vigilando a
quienes nos rodean en lugar de invertir tiempo en nosotros mismos. Una
mentalidad triunfadora se educa autoevaluándose y superándose, no gasta su
precioso tiempo hablando mal o vigilando a quien tiene a un lado. De hecho,
enséñalo a tender su mano a todo el que pueda, si tiene la oportunidad.
10.- No le des "todo lo que tú no
tuviste". Cuando
hacemos eso, se corre el riesgo de caer en excesos y carencias (por ejemplo, si
tú sufriste serias carencias económicas y entonces ahora te dedicas a darte
absolutamente todo lo que pide, lejos de "evitarle sufrimientos", lo
estás volviendo holgazán y malcriado); tu hijo no es igual a ti y sus tiempos,
gustos y necesidades son otros. DALE LO MEJOR DE TÍ; ésa es la medida correcta.
Recuerda
que el mejor patrimonio que puedes dar a tus hijos es hacerlos sentir amados,
fuertes, seguros y que cuentan con tu atención; el bienestar social se construye
desde cada hogar, y nadie mejor para realizar dicha tarea que Tú.
By Zita Herrador Hernández