Por Zita Herrador
Pareciera que ha pasado una eternidad desde que la maternidad se
asemejaba a aquel retrato de madres sufridas, abnegadas y relegadas a segundo
plano cual película de los años cincuentas; por suerte, la maternidad ya no es sinónimo de sufrimiento y
marginación absolutas y las mujeres hemos avanzado a pasos agigantados en otras
esferas antes inconcebibles para nosotras, hemos accedido a derechos,
oportunidades, espacios de expresión de ideas, actividades, somos las grandes
beneficiarias de muchos programas sociales y económicos...¡¡¡una maravilla!! Y
claro, el camino por recorrer es aún largo y desafiante, acentuándose los
matices según la región en la que se viva.
Pero un fenómeno toca a mi puerta y, al ser involucrada directa,
no me pasa inadvertido: veo cómo la sociedad occidental, en aras de la libertad
y la soberanía que cada mujer tiene sobre su propia vida, empieza a caer en el
juego perverso de exaltar y legislar en presunto beneficio de quien decide y
expresa abiertamente su deseo de no ser madre, pero por otro lado critica,
juzga y muchas veces entorpece el camino de quienes sí decidimos serlo y
pensamos que es el estado de vida en el que encontramos aquella plenitud que
ningún otro espacio público o privado puede brindarnos.
¿Piensas
que exagero? Simple, te pongo dos ejemplos rápidos:
-Si
decides tener de tres hijos en adelante, la frase que más escuchas es
"¡Qué valiente!" (y no precisamente exaltando alguna virtud personal,
sino en tono sarcástico) y no falta quien remata con un "Ah, ¿entonces si
fue planeado?" "O sea, ¿pero tú si querías?"... ¿eso significa
acaso que hay un número de hijos políticamente correcto que uno deba tener? ¿Es
que una mujer madura, profesionista y con un ápice de inteligencia no puede
optar por una familia "grande" sin que la tachen de desequilibrada
mental o lo achaquen a un fallo en el método de planificación familiar?
¿Entonces no querer hijos es lo más "cool" o incluso arrepentirte de
tenerlos convierte tu libro en noticia internacional, pero querer varios hijos
debe significar algún tipo de fallo ya sea de percepción de la realidad o de
cálculo en el método...?
Pero eso no es nada comparado con la anécdota de Paola Espinoza,
cuyo patrocinador la felicitó –a ella, solo a ella- "por obtener la medalla más grande de todas: ser mamá"
y fue "tundido" por una horda, de mujeres en su mayoría, que
reclamaba que tal afirmación minimizaba el resto de sus logros profesionales y
personales. De inmediato salieron las aludidas que intentaron robar
protagonismo al momento único que vivía una mujer que ha dado el máximo de sí
en su carrera profesional y ahora comenzaba su anhelada etapa como madre (¡y es
que el nacimiento del primer hijo es un parte aguas en la vida!). Quiero pensar
que no sabían que fue la misma atleta quien había utilizado esas palabras con
anterioridad y seguramente no les hizo gracia que ella misma saliera en defensa
de su marca y reafirmando que SÍ, ser mamá era su mayor logro. ¿Es que acaso
nos hemos vuelto tan absurdos y parciales que es perfectamente comprendido que
muchas atletas -y mujeres en general- posterguen o rechacen ser madres con tal
de seguir alcanzando metas profesionales pero nos escandaliza que una
consagrada deportista exalte a la maternidad como la más grande medalla?
Sí...así de tendenciosos
nos hemos vuelto.
(Maternidad en mi País Parte 1)
Totalmente cierto, es una lástima que ahora sea algo negativo querer darle prioridad a la familia o querer tener más de dos hijos.
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