lunes, 28 de agosto de 2017

La Maternidad también es una Elección

Por Zita Herrador.

Recuerdo la escena con bastante ironía: Yo acababa de dar a luz a mi segunda hija y justo se me ocurrió prender la televisión mientras conciliaba el sueño; el programa que pasaban era justamente cómo los países de Europa han logrado implementar políticas públicas que permiten a las mujeres atender el primer año de vida de sus hijos y después reincorporarse al mercado laboral, ya sea en empresas que les facilitan servicios de guardería durante su jornada o mediante empresas emergentes que ofrecen la oportunidad de trabajar completa o parcialmente desde casa. Son empresas establecidas, con prestaciones de ley, oportunidad de ascensos por productividad, etc. Claro, allá también las licencias por maternidad son más extensas, las facilidades para lactar están bien establecidas y tanto padre como madre tienen la oportunidad de distribuir según sus necesidades un permiso laboral por UN AÑO para cuidar a su bebé (eso, señores, es verdadera equidad de género). En eso volví a mi realidad… esa en la que a los 45 días el bebé se queda en casa con los abuelos o en alguna estancia para que la mamá regrese a trabajar y, en el mejor de los casos, haga malabares para lactar y contribuir así con la salud de su bebé.
En este panorama, más lo desglosado en mis artículos anteriores, sería muy interesante analizar las causas por las que la maternidad pareciera tender a la baja entre los sectores escolarizados en nuestro país y si esto es justo lo que el país necesita para seguir progresando. Vamos a aterrizarlo un poco más: en una ecuación lógica de ideas, la suma de un feminismo un tanto antimaternal más el individualismo y consumismo de nuestra era, más las políticas antinatalistas comenzadas en los 80´s con las que se nos grabó en el cerebro que “la familia pequeña vive mejor” (falsa premisa en muchos casos, por cierto) pueden habernos situado en un terreno en el que la maternidad pudiera parecer poco atractiva. 

Pero eso no es lo que afecta al grueso de la población femenil… sí es cierto que tenemos tatuado en el subconsciente que dos hijos es lo políticamente correcto, pero me atrevo a decir que en muchas mujeres lo que acaba pesando en la decisión de ser o no madres y de tener uno, dos y no más hijos, es precisamente la dificultad para conciliar ambos roles: el de madre y trabajadora. 

El ritmo de vida de ahora es vertiginoso, complejo económicamente, y uno hace malabares para tratar de atenderlo todo… nos desenvolvemos diariamente como “locas funcionales”, tratando de cumplir medianamente y a la carrera con todos los roles que elegimos: trabajadoras (ya sea dentro o fuera de casa), madres, esposas. En este ritmo de circunstancias no es de extrañarse que una frase muy comúnmente escuchada sea “Yo si acaso uno o dos, no podría atender a más (hijos)”. Entonces…¿Dónde queda el verdadero derecho a elegir? ¿Es que sin darnos cuenta es el mismo estilo de vida, la situación económica, la falta de apoyo en políticas públicas, las casi nulas posibilidades conciliadoras, las que acaban tomando la decisión por nosotras? En el mundo en el que todos parecieran exigir su “derecho a decidir” ¿las madres nos hemos convertido en un grupo numeroso pero silencioso y casi invisible?

Quizá sea necesario recordar que la maternidad no es un estado de vida acreedor de caridad ("pues ahí... con lo que gusten ofrecernos señores legisladores y gobernantes; con lo que mi patroncito pueda darme..."), sino que es una elección, una opción de vida que merece también respaldo social y legal. De tal suerte que si la ley avala otro tipo de reclamos, no urgentes y que a veces atentan incluso contra la salud ¿por qué no atendernos a nosotras también? No deberíamos renunciar a nuestro derecho de ser madres de la forma en que queramos solo porque es incosteable, ni deberíamos elegir tener hijos solo para recibir las becas asistenciales del gobierno como fuente única de sustento, como sucede en comunidades pobres.


Y si lo vemos con ojos muy pragmáticos, la maternidad conviene al país: no sólo es el principal vínculo transmisor de cultura, valores, ideas y pilar básico para el desarrollo emocional, psicológico y social del individuo, sino que es clave para que el país no caiga en el invierno demográfico en el que se encuentran muchos países europeos y que sería motivo de una severísima crisis económica. Lo pongo en cifras: el país para mantenerse necesita una tasa de recuperación promedio de 3 hijos por familia (o sea, los que mueren son iguales en número a los que nacen), pero ¿qué creen? La tasa de natalidad promedio es de 2.26 (o sea 2.26 hijos por mujer mexicana), ubicando la tasa más alta en Chiapas con 2.9 y la más baja en la CDMX con 1.47 (1). Noticia: La sobrepoblación en México es UN MITO. ¡Europa, invierno demográfico, ahí les vamos!

lunes, 21 de agosto de 2017

Hablemos de Políticas Públicas Maternas

Por Zita Herrador 

-Toda madre sabe que los hijos no saben de horarios: se enferman el día en que tú debes estar en un evento o reunión importante, o la maestra cita a firma de documentos un día en el que debes viajar y no hay nadie que acuda en tu lugar; en el mejor de los casos, expones tu sufrimiento al jefe que entre benevolencia y hartazgo te facilita el permiso, pero en muchos casos el hijo queda relegado al cuidado de alguien más o simplemente es el niño que se queda solito en un evento al que asistieron el resto de las mamás o familiares. Para subsanar esto, la asociación Civil en la cual colaboro promovió una propuesta que entre otras cuestiones contemplaba la creación de un sistema regulado de horario flexible y  "banco de horas" para que los padres y madres trabajadores pudieran atender estas contingencias y administrar a voluntad el tiempo con sus hijos y familia sin dejar de cumplir con sus obligaciones laborales... pero como "no es tema urgente de legislar", quedó en la congeladora...


No darle cabida a este tipo de iniciativas y muchas otras que favorecerían a la maternidad ocasiona que nos queden a deber aspectos cruciales tales como:

*Licencia post-parto insuficiente: Falta de una recuperación adecuada para la mujer tras el alumbramiento y privación del derecho de otorgar los cuidados maternos indispensables para los recién nacidos, quienes en nuestro país son entregados en guarderías a los 45 días de nacidos pues es lo que dicta la ley. Comparar el tiempo de licencias por maternidad en México con otros países es causa prácticamente de llanto. 

*Pésimo apoyo para la lactancia: México es el país con menor índice de lactancia de América latina; solo el 31% de los bebés mexicanos obtiene lactancia exclusiva los seis primeros meses y, de acuerdo con la UNICEF, la lactancia adecuada podría evitar aproximadamente 800,000 muertes infantiles al año, eso sin contar los beneficios intrínsecos y exclusivos que la lactancia aportaría a los niños de nuestro país, azotado por la desnutrición o problemas de salud como la diabetes infantil. Urge capacitación, pero sobre todo brindar a las mujeres los tiempos y espacios adecuados para hacerlo (el sanitario público NO es el lugar más cómodo e higiénico para amamantar o extraerse leche); las salas de lactancia con refrigeración adecuada son un cuento de hadas entre las trabajadoras mexicanas... ya no digamos los horarios flexibles para poder brindar al bebé leche materna exclusiva de forma directa a libre demanda cuando se es madre que trabaja. 

*Las largas jornadas laborales, incompatibles muchas veces con el horario escolar, tiene como consecuencias más destacadas:

-Prácticamente se obliga a las mujeres a dejar a los niños al cuidado de terceras personas, Lo cual deriva en muchos casos en situaciones de abandono, maltrato o incluso abuso entre nuestros menores de edad, los cuales pasan muchas veces inadvertidos o son incluso silenciados. 

-Las guarderías, estancias infantiles o escuelas de tiempo completo se han vuelto el otro hogar de muchos niños mexicanos, quienes llegan a pasar hasta 12 horas al cuidado de dichas instituciones, las cuales no siempre cuentan con todas las regulaciones pertinentes.

-Dicha ausencia aumenta en muchas madres trabajadoras los sentimientos de culpa e insatisfacción, lo cual afecta personal, emocional e incluso laboralmente.

-Dificultan el establecimiento de una dinámica familiar saludable, lo cual aumenta las dificultades de salud, conductuales y/o académicas de los niños y jóvenes.

*Muchas mujeres acaban abrazando sueños de fuga: ante las dificultades que dicha conciliación familia-trabajo representa y los estragos visibles que esto tiene en el núcleo familiar, muchas mujeres deciden renunciar a su vida profesional en aras de una mayor estabilidad emocional; si bien lo hacen con la plena convicción de un bien mayor para sus hijos, esto significa en la mayoría de los  casos renunciar a la independencia económica y perder un ingreso económico significativo para la familia, así como perder las prestaciones de vivienda y seguridad social que como trabajadora gozaba. Por tanto, flexibilizar los horarios de oficina e incentivar los empleos formales desde casa, tal y como sucede en pases europeos,  sería una alternativa para que las mujeres no tengan que renunciar a su desarrollo profesional y a tener un sueldo y prestaciones, al mismo tiempo que los hijos puedan gozar de una atención materna más cercana y presente. 

Y así podríamos seguir... enumerando las dificultades económicas, emocionales y culturales que la maternidad enfrenta y a nadie parece urgirle resolver... 


lunes, 14 de agosto de 2017

¿Y los Servicios de Salud Materna "apá"?

Por Zita Herrador

Ojalá el tema del conflicto materno fuera solo social: es jurídico y político, sin medir los alcances que muchas de estas políticas -o la falta de ellas- tienen para el amplio sector femenino, especialmente el materno, que al igual que muchos otros grupos es un sector vulnerable y merece toda la atención y protección social y legal. 

Así que, en este tenor de ideas, me tomo la libertad de enumerar algunos problemas que muchas mexicanas, madres de familia, vivimos o hemos visto a alguna otra mamá padecer de cerca:

-Lo que tenemos en el vientre NO es un "conjunto de células sin derechos": es un ser humano desde su concepción y merecemos (¡¡¡necesitamos!!!) hijo y madre ser cuidados por todas las vías culturales, sociales, laborales y jurídicas desde la etapa inicial de La gestación. 

Quien dude que lo que se lleva en el vientre es una persona distinta a la madre, por favor, búsquese un buen médico que le explique cuestiones básicas de biología y genética. Si no lo encontrara, con gusto le proporcionamos vídeos que lo explican a detalle o puedo prestarles el ultrasonido de mi bebé que en la semana 8 de gestación ya movía brazos y piernas con la agilidad de un buen acto circense. 

-Los servicios públicos de salud para la atención del embarazo son terroríficos: instalaciones deplorables, personal rebasado en su capacidad de atención, desabasto de medicamentos y de materiales básicos para la revisión gestacional, exceso de burocracia y dificultades para acceder a envíos, incapacidades. Esto claro no es culpa del cuerpo médico sino de un sistema con muchos lastres y del cual todos somos víctima (todos menos muchos gobernantes y políticos que muy seguramente jamás han tenido que hacer fila en urgencias del IMSS para que les atiendan o al menos les tramiten alguna incapacidad laboral).

Atender el embarazo mediante el sector privado no es tampoco cosa fácil ni mucho menos económica, y muchas familias hacen el esfuerzo de costearlo con tal de obtener una atención más higiénica, pronta y eficiente. No es justo, en ninguno de ambos casos.  

-Faltan información y servicios  básicos para atender urgencias obstétricas y perinatales, y si vives en algún poblado rural o serrano... ya mejor ni explicamos. Además, en el caso de enfermedad de hijos menores de edad, solo algunas instituciones de salud otorgan licencias por "cuidados maternos", obviamente solo a la madre y sólo aplica en algunos trabajos a fin de justificar la ausencia laboral. Si el hijo amanece enfermo y la madre prefiere y puede llevarlo a un servicio de atención particular -por la agilidad que esto implica-, el permiso en el trabajo quedará a expensas de la buena voluntad del jefe. ¿Dónde queda entonces el derecho de buscar y elegir la atención médica que uno considere más adecuada para los suyos, con todo lo que esto implica?


-Urgen políticas públicas que mejoren el nivel de vida de todos los mexicanos, especialmente de las madres gestantes: en Chile lograron reducir drásticamente los índices de mortandad materna mejorando las condiciones de higiene y salubridad de los hogares, capacitando a las embarazadas en temas de salud preventiva y detección oportuna de emergencias y mejorando la atención en las clínicas. Es una falacia aseverar que despenalizar el aborto reduce dramáticamente los índices de muerte materna; ellos decidieron, en un orden lógico de ideas, priorizar y atender las causas del otro 95% de casos que ocasionaban los decesos de las gestantes... 
¿no podríamos hacer lo mismo en México...? 
¿Priorizar en base a las necesidades reales y apremiantes del grueso de la población materna? 

Porque quienes hemos dado a luz, o quienes lo han vivido con nosotros, sabemos que atender esto URGE.

(La maternidad en mi país, parte 2)

jueves, 10 de agosto de 2017

WINNING MEDALS

By Zita Herrador

A personal point of view about how the regular perception of motherhood has changed in the last 70 years.


It seems like an eternity has passed since motherhood resembled that portrait of mothers who suffered, were abnegated and relegated to the background as a movie from the fifties; luckily, motherhood is not a synonym of absolute suffering and marginalization, and us women have advanced by leaps and bounds in other fields previously inconceivable for us, we have accessed rights, opportunities, spaces for the expression of ideas, activities, we are the great beneficiaries of many  social and economic programs... a wonder!! And of course, the road is still long and challenging, accentuating the nuances according to the region in which one lives.


But a phenomenon knocks at my door, being I directly involved, it does not go unnoticed:
I see how Western society, for the sake of the freedom and the sovereignty that each woman has over her own life, begins to fall into the perverse game of exalting and legislating in presumed benefit of those who decide and openly express their desire of not being a mother, but on the other hand, it criticizes, judges and often times hinders the path of those of us who decided to be and think that it is the state of life in which we find that fullness that no other public or private space can provide us.
Do you think I exaggerate? Simple, I'll give you two quick examples:

-If you decide to have three children or more, the phrase you hear the most is "How brave!" (And not precisely just exalting some personal virtue, but in a sarcastic tone) and there is always someone who tops it off with a “Oh, so was it really planned?" "I mean, but that’s what you wanted?" ... does that mean that there is a number of politically correct children one can have? Can’t a mature, profesional and with an ounce of intelligence woman opt for a "big" family without being branded as mentally unbalanced or assume there was a failure in the method of family planning? So not wanting children is the most "cool", or even regret having them makes your book international news, but wanting several children should mean some kind of failure of either perception of reality or calculation in the method ...?

But that is nothing compared to the anecdote of Paola Espinosa, whose sponsor congratulated her – her and only her – “for getting the greatest medal of all: being a mom" and was beaten up by a horde of women in its majority, who claimed that this affirmation minimized the rest of her professional and personal achievements. Immediately after that, came out the alluded ones who tried to steal the limelight from the unique moment that a woman who has given the maximum of her career and now began her stage as a mother, was living (and it’s just that the birth of the first child is a turning point in someone’s life!). I want to think that they did not know that it was the athlete herself, who had used those words before and they surely did not like that she came out in defense of her brand and reaffirming that YES, being a mom was her greatest achievement. Is it that we have become so absurd and partial, that it is perfectly understood that many athletes – and women in general - postpone or refuse to be mothers so as to continue achieving professional goals, but we are shocked that an established sportswoman exalts motherhood as the greatest medal?

Yes... that is how biased we have become.

(Translated from the original version in Spanish “Ganando Medallas” http://semujeres.blogspot.mx/2017/08/ganando-medallas.html?m=1 published on August 7, 2017)


Note from the writer: Paola Espinosa is a Mexican athlete. She is a diver who represented Mexico at the Summer Olympics in  2004, 2008 (where she was her national team's flagbearer), and 2012. She has won two Olympic medals: bronze (2008) and silver (2012).

lunes, 7 de agosto de 2017

Ganando Medallas

Por Zita Herrador

Pareciera que ha pasado una eternidad desde que la maternidad se asemejaba a aquel retrato de madres sufridas, abnegadas y relegadas a segundo plano cual película de los años cincuentas; por suerte, la maternidad ya no es sinónimo de sufrimiento y marginación absolutas y las mujeres hemos avanzado a pasos agigantados en otras esferas antes inconcebibles para nosotras, hemos accedido a derechos, oportunidades, espacios de expresión de ideas, actividades, somos las grandes beneficiarias de muchos programas sociales y económicos...¡¡¡una maravilla!! Y claro, el camino por recorrer es aún largo y desafiante, acentuándose los matices según la región en la que se viva. 

Pero un fenómeno toca a mi puerta y, al ser involucrada directa, no me pasa inadvertido: veo cómo la sociedad occidental, en aras de la libertad y la soberanía que cada mujer tiene sobre su propia vida, empieza a caer en el juego perverso de exaltar y legislar en presunto beneficio de quien decide y expresa abiertamente su deseo de no ser madre, pero por otro lado critica, juzga y muchas veces entorpece el camino de quienes sí decidimos serlo y pensamos que es el estado de vida en el que encontramos aquella plenitud que ningún otro espacio público o privado puede brindarnos. 
¿Piensas que exagero? Simple, te pongo dos ejemplos rápidos: 

-Si decides tener de tres hijos en adelante, la frase que más escuchas es "¡Qué valiente!" (y no precisamente exaltando alguna virtud personal, sino en tono sarcástico) y no falta quien remata con un "Ah, ¿entonces si fue planeado?"  "O sea, ¿pero tú si querías?"... ¿eso significa acaso que hay un número de hijos políticamente correcto que uno deba tener? ¿Es que una mujer madura, profesionista y con un ápice de inteligencia no puede optar por una familia "grande" sin que la tachen de desequilibrada mental o lo achaquen a un fallo en el método de planificación familiar? ¿Entonces no querer hijos es lo más "cool" o incluso arrepentirte de tenerlos convierte tu libro en noticia internacional, pero querer varios hijos debe significar algún tipo de fallo ya sea de percepción de la realidad o de cálculo en el método...?


Pero eso no es nada comparado con la anécdota de Paola Espinoza, cuyo patrocinador la felicitó –a ella, solo a ella-  "por obtener la medalla más grande de todas: ser mamá" y fue "tundido" por una horda, de mujeres en su mayoría, que reclamaba que tal afirmación minimizaba el resto de sus logros profesionales y personales. De inmediato salieron las aludidas que intentaron robar protagonismo al momento único que vivía una mujer que ha dado el máximo de sí en su carrera profesional y ahora comenzaba su anhelada etapa como madre (¡y es que el nacimiento del primer hijo es un parte aguas en la vida!). Quiero pensar que no sabían que fue la misma atleta quien había utilizado esas palabras con anterioridad y seguramente no les hizo gracia que ella misma saliera en defensa de su marca y reafirmando que SÍ, ser mamá era su mayor logro. ¿Es que acaso nos hemos vuelto tan absurdos y parciales que es perfectamente comprendido que muchas atletas -y mujeres en general- posterguen o rechacen ser madres con tal de seguir alcanzando metas profesionales pero nos escandaliza que una consagrada deportista exalte a la maternidad como la más grande medalla? 

Sí...así de tendenciosos nos hemos vuelto.


(Maternidad en mi País Parte 1) 

martes, 18 de julio de 2017

Si del Cielo te caen Limones...

El arte de usar el pasado como trampolín...

Por Zita Herrador

Me atrevo a decir que la mayoría de las personas tenemos traumas del pasado.

Algunos vivimos infancias complejas, ausencias paternas o maternas, pérdidas, maltrato o ausencia emocional, enfermedades, o quizá en una etapa más próxima vivimos decepciones amorosas, afectivas, laborales, dificultades académicas, trastornos de salud, y un largo etcétera, pues en esta vida de aprendizaje nadie está exento de tropiezos y caídas, o alguno que otro empujón.

Si embargo, en el CÓMO se afronta esta dificultad o conjunto de dificultades reside, en mi particular opinión, toda la diferencia. En un lado de la balanza tenemos personas que siguen ancladas al pasado y esa experiencia marca su vida actual: no pueden ser felices porque su papá se fue de casa hace 30 años, padecen gastritis porque alguien les decepcionó hace 5 años, no se perdonan algún error cometido hace un par de años y eso les tiene frustrados y enojados. En ningún momento podría juzgarles pues he estado ahí y sé a qué saben la decepción y el abandono, la culpa y el temor... pero están de acuerdo en que no es una forma sana de vivir. Te mantiene anclado a un pasado que ya no existe y te impide disfrutar el presente y el futuro debidamente, así que en proporción pierdes más actualmente de lo que perdiste antes: es como seguir abonando $100 semanales a una cuenta de $50 que dejaste ya pagada hace 10 años. Suena absurdo? Pues muchos seguimos renunciando a nuestro capital de felicidad actual por depositarlo en cuentas que quedaron pagadas, vencidas, y hasta olvidadas para muchos hace mucho tiempo. 

Del otro lado de la balanza hay personas que han enfrentado situaciones verdaderamente atroces y han sabido darles significado y encontrar La Paz e incluso la felicidad después de eso. Todo es un proceso, y seguro no les ha sido fácil, pero estamos de acuerdo en que esta segunda opción (avanzar) es mucho mejor y hasta más redituable que la primera (permanecer estancado). 

Así he visto personas crear fundaciones tras la pérdida de un familiar, empresarios volverse exitosos tras la más estrepitosa caída, personas re encauzar sus vidas tras haber sido presas de adicciones, gente intentando a diario romper los patrones de violencia o abuso a los que fueron sometidos en aras de tener una vida familiar sana y estable. 

Seguro que tú sabes de alguien que logró superponerse a alguna fuerte caída; tu caso no tiene por qué ser distinto, por lo que te propongo lo siguiente: 


  1. Identifica qué episodio de tu vida te mantiene anclado, frustrado, asustado, enojado. 
  2. Dale sentido: no es algo romántico, sino meramente funcional. Todo lo que nos sucede, TODO, nos deja una lección. El renombrado psiquiatra Víktor Frankl (padre de la Logoterapia y quien fuera prisionero en los campos de concentración nazis), decía que el hombre está siempre en busca de dar sentido a su vida: que lo que nos mueve no es el poder o el placer sino la necesidad de dar sentido a nuestra existencia. Entonces cabe preguntarse: para qué me sucedió esto? Qué lección deja en mi vida?
  3. Haz limonada: o sea, utiliza eso que te sucedió. Bien puede ser para beneficio tuyo y de tu familia inmediata: cambiar hábitos, costumbres, disfrutar más cada momento con ellos, aprender de los errores, etc. O, lo que muchas personas han hecho, ve más allá: si tú experiencia de aprendizaje sirve para ayudar a alguien más, hazlo! Muchos encuentran sentido y curación emocional al compartir sus experiencias con los demás, al ayudarles a evitar caer en los baches en que ellos cayeron, al evitarles los sufrimientos que ellos padecieron. El pánico escénico no es un obstáculo hoy en día: existen grupos de apoyo en donde se puede compartir lo vivido con total discreción, existen fundaciones que brindan charlas en algunas escuelas, las redes sociales nos brindan un efecto catártico y permite que nuestro mensaje llegue a los demás, incluso de forma anónima si así lo deseamos. Hay plataformas para subir vídeos, blogs, revistas digitales... son muchas las opciones para hacer llegar mensajes positivos o aleccionadores a la sociedad. 
  4. No tiene nada de malo pedir ayuda: a veces sentimos que las situaciones nos rebasan; en ese caso, hay muchos especialistas dispuestos a ayudarnos; existen psicólogos, psiquiatras, orientadores familiares, grupos de apoyo, ministros religiosos, incluso a veces lo único que necesitamos es un hombro en el cual desahogarnos y las amistades o familiares pueden ser de mucho apoyo. 
  5. Vive. Respira, perdona, perdónate, aprende y deja ir; si hoy abriste los ojos y estás respirando es porque aún tienes mucho que hacer y aportar en este mundo. "Recuerda que eres la respuesta del cielo a una necesidad de la tierra"


viernes, 7 de julio de 2017

La Ruptura y el Intento de Olvido en los Tiempos de las Redes Sociales.

Por Zita Herrador


Un corazón roto no ha sido nunca un tema de poca importancia en la vida de cualquiera, pero que encima de eso las redes sociales te lo recuerden a cada instante es aún peor (mucho, mucho peor).
              
Por suerte para los treintañeros, la adolescencia y principios de la juventud transcurrieron en una época en la que las redes sociales no eran el pan nuestro de cada día, por lo que no había que subir fotos o comentarios de lo que se comía, bebía, a dónde se viajaba, con quién se iba y mucho menos el estatus de la vida sentimental. Eso hacía que las alegrías y las penas fueran cosa personal  y del círculo inmediato, y quizá de alguno que otro curioso que deseaba enterarse de lo que había sucedido… y no más. De forma que la gente podía vivir sus procesos de manera medianamente sana (la locura añadida era cosa ya de cada quien…) y esperar superar los tropiezos, los corazones rotos y las metidas de pata en un plazo no tan largo.

Lo que veo hoy es bastante distinto; las redes tienen este efecto potencializador de todo lo que nos sucede: ideas, pensamiento, éxitos, fracasos, comidas, bebidas, viajes, compañías. Pero eso ya lo sabíamos, por lo que estos aspectos no son lo que nos atañe hoy; lo que ha ocupado mi mente en las últimas semanas es cómo las redes sociales pueden afectar ahora la capacidad de superar procesos, como el duelo tras una ruptura.

Ahondemos en materia: andas con alguien, subes fotos de todos y cada uno de los momentos con él o ella, con su familia, su perro, su gato; los viajes, las canciones, los días que lo amas, los días que discuten, los aniversarios… hasta que un buen día la “magia se esfuma” y terminan. Lo que sigue es lo usual: llanto, cuestionamientos, negación, enojo… y ahí se hace una pausa interminable.
               
El duelo queda en pausa porque hoy estamos tan conectados que si eres usuario habitual de las redes sociales (Facebook, Instagram al menos) resulta que el “objeto de olvido” y tú tienen 200 amigos en común, se siguen, te aparecen todas sus publicaciones, etc. En el mejor de los casos, pasarán unos días de silencio virtual, pero eventualmente la actividad vuelve a comenzar y empiezas a ver fotos de sus salidas, sus nuevos amigos, sus viajes…resulta que para la otra persona la vida sigue y no siempre como a ti te gustaría. Si logras armarte de valor, dejarás de seguirle, quitarás el estatus de “en una relación con…”pero aún quedarán escollos por superar: tienen amigos en común que sin duda lo etiquetarán, estarás tentad@ a espiarle mediante terceros, o tus amigas te harán “el favor” de mantenerte al tanto y mostrarte cómo le va. Si para colmo de males ha iniciado una nueva relación recorrerás mil veces tooodas las nuevas fotos, no podrás evitar la tentación de compararte, de criticar a la persona en turno; y los “recuerdos” de Facebook poco ayudan a superar duelos, porque a veces en estos casos, esos recordatorios de publicaciones antiguas son ganchos al hígado que nos traen al presente algo que añoramos y ya no está más… y así podrás pasar MESES estancado en un periodo interminable del duelo, que se ha convertido para ese entonces en una forma poco sana de sobrevivir y que te impedirá vivir las siguientes etapas y lograr superar la ruptura para dar pie a nuevas oportunidades.
               
Te tengo dos noticias: 

La más obvia es que si sigues así, difícilmente podrás superarlo. Estarás atad@ de forma emocional a una relación que ya no existe más que en el recuerdo, pero a ti te mantiene estancad@ porque para ti sigue presente “realmente” pues le sigues viendo casi a diario y pendiente de cada aspecto de su vida que logras ver mediante alguna publicación.
               
La segunda es que, por tu salud mental y si lo que quieres es reconstruir tu vida y estar feliz, necesitas poner un alto a esa situación, por lo que te sugiero lo siguiente:
-Deja de seguir sus publicaciones (si…hoy mismo).

-Si ver las publicaciones de sus amigos te hace demasiado daño, también deja de seguirlos. No importa lo que piensen o digan.

Tu salud mental está primero.


Por Zita Herrador

@ZitaHerrador