Ropa sin estrenar,
cientos de libros sin leer y colección de películas que no has visto. Si te
suena familiar, ¡sigue leyendo!
Lee estos puntos y si coincides con alguno.. oh oh te aviso que te estas volviendo una acumuladora:
•Indecisión, temor a equivocarse. Se guarda
todo, incluso lo inservible, para no lamentarse por haber perdido algo.
•Dificultad para clasificar los objetos. Todo
es de «vital importancia», da igual que sea un billete usado o un reloj nuevo.
•Temor a que falle la memoria. Si no mantienen
los objetos a la vista, se olvidarán de ellos. Al tener todo por en medio,
provocan desorden y hacinamiento.
•Excesivo apego. Sus cosas son parte de sí
mismos, y logran un grado extremo de comodidad emocional en sus posesiones. El
disfrute desmedido por las «cosas» puede originar una compulsión por las
compras.
•Necesidad extrema de controlar sus
posesiones, de protegerlas. Se sienten violados en su intimidad si «sus
tesoros» son tocados por otros.
¿Por qué acumulamos?
El problema va más allá de poseer mucho;
acumular cosas tiene que ver con sentir que tenemos el control de todo y
nuestra mente nos hace creer que es bueno cuando hay demasiado a nuestro
alrededor.
Además, y sin intención de justificar el
comportamiento obsesivo, somos víctimas del manejo publicitario y de mercadeo
actual en el que la oferta es muy tentadora y contamos con todo a disposición
gracias a las facilidades de crédito, lo que hace que nos dejemos llevar por el
pensamiento de obtener lo que vemos en vez de pararnos a ver si realmente lo
necesitamos. De hecho, está comprobado que mientras “no vemos, no queremos”.
También es una realidad que no utilizamos las cosas en su máxima capacidad,
cambiamos los autos a los pocos años, utilizamos la mitad de la memoria de
nuestro iPod cuando ya queremos uno nuevo y desechamos nuestro celular que
funciona perfectamente porque ya salió el nuevo modelo.
Disfrutar tiene que ver con usar lo que ya
tenemos y, si nunca lo hemos usado, es porque realmente no nos llama tanto la
atención, solo se trata de acumularlo entre otra pila de cosas más. Hay que
aprender a desprenderse de lo material, recuerda que puedes regalárselo a
alguien que sabes lo va a usar. Con este simple acto vamos a ganar espacio e
identidad, ¡sí, identidad!, porque nos ayuda a desprendernos de lo que
realmente no nos define. Vamos a ser capaces de elegir nuestras preferencias
reales, el estilo de ropa que nos gusta usar y los libros que disfrutamos leer,
realzando nuestros valores como seres humanos y nuestra esencia como personas
individuales y conscientes.
Por otro lado, nos va a dar la sensación de
alivio, ya que cuanto más tengamos para escoger, más nos estresamos y nuestro
cerebro también se agota de trabajar. Hay que ser muy fuerte para no acumular
de más, no hay duda de que va a mejorar la calidad del vínculo con lo que ya
tenemos. Nadie ha dicho que es fácil, es cuestión de empezar a desprendernos y
nutrirnos de los avances que hemos logrado. No debemos dejarnos llevar por el
impulso natural de retener, de querer tener más. De hecho, la tendencia en moda
y decoración cada vez está más ligada a lo simple y minimalista, a los colores
básicos y a las piezas cómodas que satisfagan las necesidades diarias y a la
vez nos hagan sentir completos.
By América Callejas
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